Este artículo fue publicado en el New York Times, Washington Post, Usa Today y en los diarios de mayor tirada de Europa y Japón el 2-3-2004. Pero en Brasil y el resto de Latinoamérica este mensaje no ha sido difundido. Actualmente continúa circulando en las redes sociales siendo su difusión mayor día a día. Los medios de desinformación masiva no han dado el eco que debería tener esta declaración, sin embargo por la red continúa aumentando su repercusión.
Esperamos que siga así… y que la gente imprima y difunda este texto para todos los que aún no tienen alcance a internet.
Durante un debate en una universidad de
Estados Unidos, le preguntaron al ex gobernador del Distrito Federal y actual
Ministro de Educación de Brasil, CRISTOVÃO "CHICO" BUARQUE, qué pensaba sobre la
internacionalización de la Amazonia. Un estadounidense en las Naciones Unidas
introdujo su pregunta, diciendo que esperaba la respuesta de un humanista y no
de un brasileño.
Ésta fue la respuesta del Sr. Cristóvão
Buarque:
Realmente, como brasileño, sólo hablaría en
contra de la internacionalización de la Amazonia. Por más que nuestros
gobiernos no cuiden debidamente ese patrimonio, él es nuestro.
Como humanista, sintiendo el riesgo de la
degradación ambiental que sufre la Amazonia, puedo imaginar su
internacionalización, como también de todo lo demás, que es de suma importancia
para la humanidad.
Si la Amazonia, desde una ética humanista,
debe ser internacionalizada, internacionalicemos también las reservas de
petróleo del mundo entero.
El petróleo es tan importante para el
bienestar de la humanidad como la Amazonia para nuestro futuro. A pesar de eso,
los dueños de las reservas creen tener el derecho de aumentar o disminuir la
extracción de petróleo y subir o no su precio.
De la misma forma, el capital financiero de
los países ricos debería ser internacionalizado. Si la Amazonia es una reserva
para todos los seres humanos, no se debería quemar solamente por la voluntad de
un dueño o de un país. Quemar la Amazonia es tan grave como el desempleo
provocado por las decisiones arbitrarias de los especuladores globales.
No podemos permitir que las reservas
financieras sirvan para quemar países enteros en la voluptuosidad de la
especulación.
También, antes que la Amazonia, me gustaría
ver la internacionalización de los grandes museos del mundo. El Louvre no debe
pertenecer solo a Francia. Cada museo del mundo es el guardián de las piezas
más bellas producidas por el genio humano. No se puede dejar que ese patrimonio
cultural, como es el patrimonio natural amazónico, sea manipulado y destruido
por el sólo placer de un propietario o de un país.
No hace mucho tiempo, un millonario japonés
decidió enterrar, junto con él, un cuadro de un gran maestro. Ese cuadro
tendría que haber sido internacionalizado.
Durante este encuentro, las Naciones Unidas
están realizando el Foro Del Milenio, pero algunos presidentes de países
tuvieron dificultades para participar, debido a situaciones desagradables
surgidas en la frontera de los EE.UU. Por eso, creo que Nueva York, como sede
de las Naciones Unidas, debe ser internacionalizada. Por lo menos Manhatan
debería pertenecer a toda la humanidad.
De la misma forma que París, Venecia, Roma,
Londres, Río de Janeiro, Brasilia… cada ciudad, con su belleza específica, su
historia del mundo, debería pertenecer al mundo entero.
Si EEUU quiere internacionalizar la Amazonia,
para no correr el riesgo de dejarla en manos de los brasileños,
internacionalicemos todos los arsenales nucleares. Basta pensar que ellos ya
demostraron que son capaces de usar esas armas, provocando una destrucción
miles de veces mayor que las lamentables quemas realizadas en los bosques de
Brasil.
En sus discursos, los actuales candidatos a
la presidencia de los Estados Unidos han defendido la idea de internacionalizar
las reservas forestales del mundo a cambio de la deuda.
Comencemos usando esa deuda para garantizar
que cada niño del mundo tenga la posibilidad de comer y de ir a la escuela.
Internacionalicemos a los niños, tratándolos a todos ellos sin importar el país
donde nacieron, como patrimonio que merecen los cuidados del mundo entero.
Mucho más de lo que se merece la Amazonia. Cuando los dirigentes traten a los
niños pobres del mundo como Patrimonio de la Humanidad, no permitirán que
trabajen cuando deberían estudiar; que mueran cuando deberían vivir.
Como humanista, acepto defender la
internacionalización del mundo; pero, mientras el mundo me trate como
brasileño, lucharé para que la Amazonia, sea nuestra. ¡Solamente nuestra!
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